El Ajo

El ajo presenta una historia muy larga y se conoce desde el tiempo de los faraones. Se considera que se utilizaba para dar comida a los esclavos y los históricos dicen que los hombres que construyeron las pirámides eran alimentados con ajo, porque se pensaba que éste mejora la fuerza muscular, siendo de esta manera aptos para trabajos duros.

En la medicina popular, es considerado, junto con la cebolla, una verdadera medicina, gracias al rico contenido de vitaminas y sustancias minerales que aporta. Hace 6.000 años, el ajo apareció en Asia Central. En el Egipto Antiguo se le daba tanta importancia, que funcionaba como una modalidad de pago. En el folclor, el ajo aleja a los vampiros y protege contra el mal de ojo. De Asia Central y del Egipto Antiguo, el cultivo se extendió a China, España, Portugal y Francia y de allí al Nuevo Mundo.  


Al principio, no se consideraba como un buen alimento para la clase social alta, porque los que pertenecían a ella, despreciaban su fuerte olor. Era prohibido por los monjes, que pensaban que es un estimulante que excitaba. Asimismo, el ajo tampoco se empleaba en la cocina, pero las cabezas se colgaban sobre las puertas para evitar la difusión de varias enfermedades, como la viruela, la difteria, la cólera o la fiebre tifoidea.

La actitud cambió con el tiempo y en la época de los musulmanes, el ajo, el jengibre y la cebolla eran, y han continuado siendo, un trío de sabores indispensables en las cocinas del mundo. Anualmente, al nivel global, se cultivan más de 350.000 hectáreas de ajo, siendo España el país con mayor producción, con la mitad de la cantidad obtenida.

El ajo acelera la producción de los anticuerpos, es muy apreciado contra las gripes y contribuye en la fabricación de los medicamentos hechos para disminuir la tensión arterial. En los problemas de digestión o bronquitis crónica, el ajo es un buen remedio porque tiene efecto de mejora. Además, las probabilidades de tener cáncer gástrico serán disminuidas. Los especialistas nos aconsejan consumir el ajo, porque, gracias a sus propiedades antisépticas intestinales y pulmonares, es un buen aliado contra las bacterias y los hongos del tracto digestivo.

Como podemos ver, el ajo presenta muchos beneficios para nuestra salud y se puede utilizar también en las dietas de adelgazamiento. El ajo acciona como un inhibidor del apetito alimentario, ofreciendo al cerebro señales de saciedad después de ser consumido y estimula el metabolismo, contribuyendo de esta manera a la quema de las calorías y a la bajada de peso.

Hay numerosas recetas en las cuales se emplea el ajo, para darles un mejor sabor. Aquí y aquí puede encontrar las más populares.

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